sábado, 7 de abril de 2012

Primavera, has venido....


Una mañana el sol brillaba más, las hojas en los árboles reverdecían y la luz en la calle se tornó cálida y amable, dulce al mirarla.
Has venido primavera, otra vez. Pasa rápido el tiempo.
Has llegado preñada de miedos en tiempos duros y amargos y tú, tú dulce estación que haces que ame la vida aún en este momento extraño en que no tengo apego a nada, en el que he deseado que la noche se vuelva eterna, perdida en tinieblas de pena negra.
Pasa tan rápido el tiempo, pasa, pasa...y yo me ahogo en mi lamentación, en esta amarga sensación de lo perdido, de lloros inútiles de lo que pude haber hecho, haber sido.
Empieza, dije Juana, nunca es tarde. Cada paso que has dado te ha conducido a un lugar, ha sido un sendero, éste último, añade te ha llevado al bosque sombrío de la desesperanza y apatía. Pero el tiempo pasa, pasa rápido y ahora te ha traído a la siguiente estación, no detengas el paso hasta que elimines el aliento amargo que has estado respirando.
Sigo de su mano.
Es dulce este tiempo, el cálida la luz.
¡Seguiré caminando!

martes, 6 de marzo de 2012

¡Déjame decirte!


He cambiado de fondo, no tiene bordes, no contiene cuadrantes. Busco la libertad al menos en esto, quizá la misma que busco en mi vida cotidiana.
Me oprime todo, no comprendo este mundo, no entiendo a la gente. No quiero que me usen y no sé que está pasando fuera, ahí en la calle, pero me niego a que el miedo que veo, que siento en la gente me paralice y se me contagie.
Siempre fue la vida difícil, nos acostumbramos mal, quisimos pensar que la sociedad del bienestar era cierta y no sólo un truco, la zanahoria que nos sigue manteniendo en esta parálisis con el deseo que lo que está ocurriendo sea sólo un mal sueño, que mañana veremos como teníamos antes un horizonte seguro, caminos trazados y no esta senda a campo través en la que se ah convertido nuestro futuro.
Siempre fue así, lo fue para nuestros padres y para nuestros ancestros. Ahora hay que desandar lo andado, el problema es la pasividad que veo a mi alrededor, esta idea absurda de esperar que todo vuelva a ser como antes; es como si nuestros sueños se hubiesen marchado para siempre y en lugar de crear otros, nos sentásemos al borde del camino esperando su regreso. Se han marchado, ahora hay que crear otros.
Me refugio en la dulzura de mi hermana Juana, en su lucha con la tristeza patológica de su pasada depresión ahora lo filtra todo a positivo.
No lo que me falta sino lo que tengo.
No lo que perdí sino lo que aprendí con ello.
No las dificultades que me encuentro sino el reto de salir de ellas con mi ingenio.
Maravillosa Juana, no tengo más remedio que seguir sus pautas. Hay gente que aprende, que considera que cosas malas son en realidad nuevos caminos, nuevas formas de conocerte que se convierten en ventajas. Eso es lo que ha decidido mi hermana.
De su enfermedad sacó conclusiones, elabora rutinas en las que me embarca, no me deja llevarme por la tristeza y se ha convertido en la antorcha que alumbra, no sólo sus pasos, también mi marcha.

Davínia,
6 de febrero de 2012.
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